Reencuentros

Desde hace algunos años, tengo la extraña cualidad de encontrarme a la gente en la calle, viejos conocidos, amigos, un poco de todo. Un día me llegué a encontrar a siete conocidos en distintos momentos mientras paseaba. En otra ocasión, a un amigo en la mañana y en la tarde de nuevo, pero en distintos lados de la ciudad. Teniendo la ciudad de México veintitantos millones de habitantes, la cosa es del chamuco mismo. .

Pero en este último mes, los reencuentros han sido de tiempos más lejanos, viejos amigos, antiguos compañeros de trabajo, antiguos compañeros de clase, exprofesores. Como si de pronto abriera el baúl de viejas pláticas con amigos, preguntas sobre cosas que ya no existen, intereses que uno tenía y ya no tiene, y , por supuesto, cosas que no han cambiado.

Y como uno siempre quiere cuadrar el círculo, pienso si significa algo, porque además se agrega la circunstancia de que a la Gabita (ver hermanitas sustitutas) también le ha sucedido.

Mi teoría es que como en un cuento de Borges, todo es un preámbulo para que el David de hace 15 años se encuentre con el David Actual dentro de un vagón del metro.

- Oye, yo tuve un morral como el tuyo cuando iba al escuela - anota el mayor- Ah, orale...- dice en voz baja el menor.

- ¿Vas al escuela?- pregunta el mayor. -Sí -dice el menor- ¿Por aquí cerca?- levanta las cejas el mayor. - Por el metro popotla - responde el menor- ¿Ahí por la Bátiz? -dice el mayor levantando las cejas.

-Exacto. ¿La conoces? - dice sorprendido el menor -conocí a unos chavos de ahí - asiente el mayor- dicen que es buena ¿no? . -Pues sí, eso dicen - responde el menor. - ¿Y ya vas a terminar? - pregunta el mayor -En unos meses -sonríe el menor- .¿Y qué piensas estudiar? - juntando ligeramente las cejas el mayor -Matemáticas - contesta rápidamente el menor - Orale, que padre - afirma el mayor.

-Pues bueno mister, ya me bajo aquí en Hidalgo- dice el menor. - Suerte -dice el mayor- igual- alcanza a responder el menor, mientras suena el timbre de las puertas...

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