martes, junio 12, 2007

Mujeres 2 - Si de que los hay cobardes...

Durante el tiempo en que huir un rato de mi blog, escribí cuatro borradores pero ninguno me latió. Si a eso le suman horarios extraños y un poco de vida social (sí existe deveras) el resultado ha sido poca producción. Sin embargo siempre unos videos de Mauricio Garcés y Aretha Franklin le enriquecen a uno el alma, tanto que me animaron a hacer algún relato autobiográfico sobre lo que han representando algunas mujeres en mi vida.

Era quinto de primaria, una chavita güerita, Cecilia. Aunque no recuerdo en especial que me gustaba de ella, pues no logro recordar exactamente su rostro, solo puedo decir que me fascinaba. Sí, recuerdo que era aplicada y que después fue en la escolta. Iba en el quinto tres (yo iba en el uno), y tenía a su amiga, Susana. La maldita nunca se separaba de ella (años después me reconoció cuando iba en la superior, solo entonces la perdoné) y me parecía imposible poder hablarle.

Al principio tenía un odio irracional hacia Cecilia (como si hubiera odios racionales), no sabía por qué, quizás es que uno se piensa superpoderoso y no puede tolerar que alguien lo domine así nomás sin tener que hacer nada. Tanto me gustaba, que durante una clase le conté a mi amigo Alejandro - Alejandro era un chavito muy extrovertido aunque no muy aplicado en clase pero en cambio tenía a cada rato una novia, por supuesto, conocía a Cecilia- Me decía - pues háblale- pero yo no hacía caso, era demasiado tímido.

Tan solidario el muchacho que un día, junto con Sergio y su novia Irene, acordaron llevarnos a rastras hasta mitad del patio, para que yo le dijera si quería ser mi novia, recuerdo a Cecilia toda paniqueada diciendo que no y yo zafándome y corriendo a toda velocidad en dirección opuesta.

Durante años no le pude decir a una chica la misma frase.

Ya de 11 años, en la secundaria, Ivonne (mi maestra de matemáticas le decía -con una voz retemamila -No te llamas Ivonne - te llamas Juana). Ivonne también era güerilla, aunque ojiverde (ya no soy excluyente de las no güeritas pero el histórico no miente). Recuerdo como con mi cuate Víctor y yo nos poníamos atrás de ella en las bolitas de gente y le tocábamos el trasero. Cuando ella volteaba toda encabronada, los dos nos hacíamos como que la virgen nos hablaba.

En esos tiempos, me sentaba junto a la ventana, exactamente a su izquierda. En ocasiones, con mi mano extendida le tocaba el hombro y lo iba deslizando hasta la cintura, solo recuerdo que se me quedaba mirando. Un día durante el recreo me quedé solo con ella en el salón, no se si le explicaba algo (ya saben soy nerd), y me miró de un modo extraño y me pidió la acompañara durante el recreo, a lo que accedí.

Cuando ibamos cerca de una jardinera del patio, ví a mis compañeritos jugando tochito, cuando me vieron con Ivonne, sentí la necesidad imperiosa de acercarme a ellos y decir - ¿Me invitan a jugar?.

Por hoy basta de historias cobardes, tal vez en otra ocasión (espero que entre copa y copa) cuente otras historias, por mientras los dejo con un video del Mauricio Garcés, chequen "la tecnic"

http://www.youtube.com/watch?v=35Qg3PhAu4s

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