El acto de crear

Cuando tenía como 9 o 10 años se me ocurrió que podía hacer una fórmula que convirtiera del español al inglés. Yo no sabía nada de inglés, me imaginaba que a cada letra del español le correspondía una letra en inglés. Así lo único que necesitaba era encontrar esa extraña relación, el número de la letra multiplicada al cuadrado y dividido entre tres daría la otra letra... inclusive probé con algunas palabras pero la cosa se complicó demasiado.

Poco después pensé en hacer un lenguaje ideográfico a la manera de los chinos y le dí significados a unos dibujitos, por ejemplo una guitarrita era música y una figura de persona acompañándola significaría un violinista. Pensé en que en la forma en que estuvieran acomodados los símbolos podría significar cosas varias.

Por alguna razón, a lo largo de mi vida, he tenido una extraña facilidad para generar muchas ideas, a veces me frusta un poco, ya que muchas de ellas están en cola de espera para existir.

Y es que uno puede dudar de su idea, puede pensar que es tonta, que es muy volada. Con todo, a lo mejor corre con suerte y quizás revisándola o platicándola con algún amigo llega a serle factible. Pero aquí viene el siguiente paso, ¿cómo empieza?.

Hace algún tiempo tenía en el bachillerato un alumno muy peculiar, Ramón (por cierto si alguien lo ve, me dice para devolverle su VHS con el maratón de Ren y Stimpy) , un chavillo chistosón que hizo algo que me sorprendió demasiado y que le admiré. Siendo no muy aplicado convenció a más de la mitad de su grupo de que el proyecto de física para la expo anual debería ser un zepelín que volara con helio. Hay que decir que física era una materia temida en esa escuela, los profes eran bien gandallas (no como yo por supuesto :D, yo les daba programación) por lo que una decisión de ese tipo por parte del grupo no podía tomarse a la ligera. Con gran ahínco y fe, los chicos trabajaron (bueno la neta no, pero la prepa es la prepa) y después de muchos esfuerzos y varios litros de helio licuado el zepelín...nunca despegó , tuvieron que atarlo a un poste (al zepelín no a Ramón), no me podrán decir que no hubo mérito.

Me gustó como contagió la idea a sus cuates, como consiguió por medio de ellos lo necesario para el zepelín, su único error fue subestimar la parte "técnica". Quizás si hubiera hecho un prototipo o se hubiera asesorado por alguien efectivo las cosas hubieran sido distintas.

Y es que crear es imaginarse cada aspecto de la cosa creada como si ya existiera, no importando lo que crea o no crea la gente. Es como cuando uno mueve el brazo, no se pone a pensar si es posible, lo mueve y ya, porque parecería que solo hace falta tener los medios para llevar a cabo una idea, como el que quiere poner un negocio y espera tener la millonada para arrancar, porque es más, cuando la persona ya tiene todo se pregunta ¿y ora qué hago?

La mente es muy traicionera y la creación en la mente tiene muchas cosas que no encajan en el mundo real y es relativamente fácil dejarse llevar por lo que aparece agradable a primera vista. Como quien toma una foto y de manera accidental le sale muy padre aunque su intención no fuera esa. Es un balance entre lo que uno quiere y cómo se acomodan las cosas.

Al final yo creo que lo más importante es aventarse, es tener los sesos (osea el cerebro pues) bien puestos y no dudar. Tanta neta ya me cansó el cerebro, hasta la siguiente entrada.